viernes, 1 de mayo de 2015

El trabajo no es mi ser

Posted by Stella Microscópica on 11:45 a.m. with No comments

Desde la infancia hemos estado asociados al deber ser ¿cómo? No sólo basta con todas las reglas que hemos de aprender para normar nuestras pulsiones con el fin de hacer el mundo lo más habitable posible, sino que desde pequeños hemos asociado el ser, que debiera comprenderse como la facultad de existir en plena libertad, con el trabajo. 
En nuestra temprana existencia en este mundo ya se nos pregunta ¿Qué quieres ser cuando grande? A lo que la respuesta va asociada al ejercicio de una profesión u oficio; quiero ser ingeniera, quiero ser abogada, quiero ser médico, quiero ser ... etc. 
Ya en edad adulta cuando salimos al encuentro del mercado laboral nos volcamos sobre éste, al fin hemos llegado a ser para los otros, "Hola mi nombre es tanto y soy técnico médico", por ejemplo. Pareciera que es más importante el desarrollo de nuestro empleo que presentarnos con rasgos de nuestra personalidad.
 Defendemos esta certeza con toda la entereza posible, olvidándonos de nuestro verdadero ser, sometiéndolo a un cansancio inagotable que en muchas veces produce estrés, depresiones y un sin número de enfermedades asociadas a distintos tipos de trabajo. Si nuestra salud no nos acompaña de todas formas asistimos al trabajo, porque al fin y al cabo crecimos bajo un adoctrinamiento que nos dijo que no éramos indispensables y, porque "hay que cuidar la pega", ya que el sinónimo de no tener trabajo es que no estás ejerciendo el supuesto ser que elegiste y, pasas a ser cesante, por lo tanto, pasas a la marginación, a la alteridad de quienes si cumplen con su ser. 
Comprendamos que no estamos ejerciendo lo que llamaremos nuestro querer ser, ya que si bien en la mayoría de los casos el individuo escoge su carrera a desarrollar porque "no hay nada más triste que trabajar en lo que no te gusta", al menos la mayoría (por no decir todos) terminamos hastiados y estresados mental y físicamente de este deber ser. Sentimos que el tiempo se nos escurre entre las manos y todo aquello que queríamos hacer y ser se va quedando olvidado en los recuerdos adolescentes. 
No demos más la vida por el trabajo, finalmente el trabajo es sólo un aspecto de nuestra vida y no su totalidad. Menos deber ser y más querer ser.

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